Picaduras de una sifonáptera cualquiera

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Déjame mojarme en Formigal

19:09 / Publicado por Una pulga cualquiera /

Nací en Formigal, cuando los escalones se confundían con las rampas y el suelo con mi cara. Tres años, cuatro, seis, no más, pero siempre quedarán las sopas de Sopinstant (de Gallina Blanca y su ave con fideos, en aquella época), y los Smacks antes de que la nieve cuajara por las mañanas. Bastones de esquí que me ganaban en altura pero no en sonrisa, cogidos con mis manos y zarandeados de un lado hacia al otro mientras mis pasos se estabilizaban a la vez que mi vida de inviernos oscenses temblaba. Frente a la cafetería de lo que ahora ya formará parte de ARAMÓN. Sprays directos a los ojos, cómics con mi hermano en el sofá-cama del rojo y blanco entrecruzados, dedos en cubiletes de una masa con textura de moco, esa con la que imitaban, sólo los mejores, el sonido de un pedo. El hotel rústico de montaña calle abajo, el famoso bar con la Nintento64 en su sótano, la tienda de pines (y su mejor cliente, Susanita), la taberna de madera en los adentros de una plazoleta algo escondida, la pequeña iglesia de piedra, más bonita que cualquiera de las heladas de esas aceras donde mis ruedines se cayeron de la bici de sillín naranja butano para estamparse contra el suelo con el 'clop-clop' de un golpe nuevo pero memorable, el empuje y solapamiento de las camas con los sacos de dormir extendidos sobre ellas, haciendo 'croquetas'y compitiendo por el salto más lejano, el frontón con una raqueta de squash y una pelota azul, muy suave ella. Y sobre todo, aquella rampa al fondo de la piscina y los columpios que te dejaban el culo, por cierto, congelado, mamá. Esa rampa donde ni la Pampa ni el AMPA chirriaban, donde me dejaba los dientes entre nieves y las manos en los frenos de aquel vehículo desprovisto de ruedas que confería una diversión inexplicable (véase, trineo), que me llevaba al final del límite vallado y me evadía de todo cuanto subía en contra mía. Y yacía en la bañera con su color rojo y su mango amarillo; 'corre corre, que, tras el desayuno, te pillo, corre, corre, que tras el Nesquick, te revitalizo'. Risas de risas, infancia congelada, recordada.

Rotonda

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