Picaduras de una sifonáptera cualquiera

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Hastings

17:33 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

La chica del andamio, las banderas. La luz. El ancla sobre el cruce. Las escaleras hacia la posada. El perro oliendo. La Historia de William el Conquistador, el puerto de pesca que provee al reinado. La defensa de El Canal de la Mancha. Los pelos largos. Leyendo en la puerta pirata echando a los perros. Los abuelos con patín eléctrico. Las puertas. Las parejas mayores de la mano. Las jóvenes, del hombro. Las sonrisas de hippies. El barrio de Courthouse anticuado hacia lo extenso. El viento frío del mar. Las mujeres sin pendientes. Los pelos de colores. Las jóvenes sin reparos en el bingo del paseo marítimo. El muelle de madera con los kayaks bajo él. Los alemanes a su izquierda. Las gaviotas gritando el verano. Los lavados en la washetería. Las delgadas dejadas de sesenta años. Las risas de los pubs que salen a la calle a las cuatro y cuarto de la tarde...Hastings.

Recuperar la sensación, en Alemania

13:56 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Dormir aquí, bajo más de doscientos libros, de Filosofía y Reivindicación, asomándose para darte los buenos días. Dormir aquí, para despertarse aquí. Donde vuelves a la sensación veraniega, única, y especial, de aquél verano sin palabras. Donde te renuevas y te compadeces de felicidad espacial. Asomarse, asomarse por la ventana es asomarse a tu otro espacio espacial especial.
Dándote los buenos días, tus ojos acaban viendo la regleta del techo y su bombilla pálida pero larga. Te agarras a ella, y sales fuera: déjame comerte entera, déjame, Berlín.

Rotonda

Vídeo de agosto

00:30 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Me miro al espejo y sonrío con la pasta de dientes en la boca, porque sé que volveré. Vemos el vídeo donde los cuadros se mezclan con la ventana de fondo, y la música celta. Con su suelo caliente, con el sol de fondo, con el Alzheimer de trasfondo, con la madera y el azul, con el oso y las vigas de madera reponiendo la bienvenida. Quiero verlo desde mi grito. Se cae la toalla sin llegar a caerse, la cojo de camino al suelo, la evado de tanto recuerdo. Aquellos fueron días. Aquellos fueron días donde sabía lo que quería.
De por vida.

Rotonda

Esta, y otras tantas

12:30 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Esta mañana echo de menos Francia y su Toulouse. Esta mañana te echo de menos a ti. A tus paisajes, a tu mirada, a tu saber, a tu inquietante olor. Esta mañana echo de menos Strasbourg. A ti, y a tus fronteras. Esta mañana echo de menos Charleville-Mézières, y a ti y a tu música. Esta mañana quiero estar allí. Esta mañana quiero volver a salir. Un billete, de ida, sólo de ida.
Que aquí, no existen las vueltas.
Aquí, no hay vueltas.

Rotonda

Charleville-Mézières

15:25 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Perdóname si mezclo esencias con realidades. Perdóname si soy demasiado subjetiva, pero como ya te dije, algo más que encanto tiene una ciudad cuando la gente se lo da. Aquí el puente cuelga, la pasarela le traspasa. Arremete con sus cuerdas colgantes y te mete en la plaza de los duques para llevarte por piedras de pisadas hasta la fuente de un tal David hecho y derecho. El agua allí no es potable porque hablas de radios colgadas en las paredes. Los edificios te parecen bajos y anchos, alineados, hasta que entras en una casa del siglo pasado con piscina escondida, chocolate entartinado en su borde, y palmeras que dime tú de donde habrán salido. Los ordenadores se mezclan con el agua y, el veintinueve de agosto, rompes aguas. El rosa apesta de una manera especial, con tacto, detalle, impaciencia, y elegancia. Los tres pisos se confunden entre el suelo de cristal y el número cuarenta y dos parece asomar. Estamos en el puesto para discapacitados del pequeño escenario, se habla bajo, aquí, se habla bajo. El gimnasio te llama y las torres nucleares me comparan; con unos cuarenta años, te defiendes más que bien. Si no fuera una locura que en ese momento no buscaba, habría aparecido el mapa español. Que me ha chocado, el no dar tu paso, que me ha chocado, la risa que me has causado. La Péniche es visita obligatoria, sube luego al mirador de Mont Olympe, piérdete en el Skate Park a orillas del río como el año pasado, y mira las caravanas del otro lado. Paséale por una calle nueva, recuerda la casa del año previo, la merienda en la otra, la cama en la de más allá. La buhardilla y la batería que la menea, el rosa y verde de ahora, las velas al fondo, la caravana y las hierbas. El jardín y la granja destruida tras la Segunda Guerra Mundial que ahora es conocida, el manantial poco avispado, las ocho patas de aquí a un lado, los pases de voluntariado, los altavoces a cuatro lados, las cervezas de la región y sus palabras graciosas a oídos de barbas constructoras. Perdóname si soy demasiado subjetiva, pero creo que cada vez más, las personas que puedan formar un viaje u otro son el plano básico. Por eso, las mencionamos. Esto avanza hacia una no-guía de viajes. El rumbo ha cambiado a partir de ahora.

Rotonda

København

23:25 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Entre yogures de altura considerable, las calefacciones se abren paso en junio para seguir calentando el verde del carril bici que un día se abrió paso hacia la niebla de la explanada. Abrir la puerta de manillar que apunta al cielo, y mover la nariz para captar el verde, para coger la humedad con los ojos. Cereales que crujen entre suelos de madera, persianas que se abanican con barandillas de plástico, columpios de espanto. La preparación de los agarres está más que pensada, las bicicletas son seres vivos; las gaviotas, animales de copa alta que se confunden por los parques. En Christiania la autogestión se desborda y se sale de las aceras que dan a la Unión Europea; mientras tanto, abro la puerta y el calor se estampa en el cuerpo. Las bolsas sirven de chubasqueros comprometidos mientras los candados inundan el asfalto de los numerosos carriles santos. El olor a verde se confunde con el calor que asciende, la niebla, lo pierde, los canales se levantan, y los colores se espantan de la luz del sol a las tres de la madrugada. Mucha luz y poco calor, mucho frío y poca asiduidad. Cruzar el puente de repente, Suecia, al frente. Los molinos entre el agua y el frío contra ellos. Viento del este que atrapa los paraguas de los andantes. Gentío cuándo, todas las noches; noches cuándo, todos los días. Porque todas las noches son días si hablamos del verano. Porque los daneses expanden sonrisas entre modernas utilidades y andares. Porque las cocinas inundan las calles. Amén a los yogures, la leche, la noche, el canal, longitudinal.

Rotonda

dos cero uno cero

13:18 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Verano me sumergió entre las orillas del foso. Hoy leo sus mensajes y me culpo por no haberle escrito en todo este tiempo. Y es que, me sumergió en el mejor país del mundo. Y muy poca gente es capaz de ello, aunque pueda sonar triste. Recorrimos por aquellas fechas el Château des Ducs entre músicas más que orgásmicas, trasladándonos a las etnias del sureste europeo, donde el césped empujaba y el pandero resonaba. Hicimos el tour de la France entre sexo y fotografía. Dos meses que no daban crédito, dos meses en los que cada apertura de puerta con vista a las calles, me hacían feliz con solo ver que los paneles estaban escritos en mis letras favoritas.
Me preguntó qué me cambió el pasar dos meses fuera de los límites, a lo que yo no sabía qué responder. Meses después, empiezo a ver el cambio con más razón y lógica que torpeza. Los personajes de aquí me lo recuerdan y me comparan con el antes y el después. Y una siente nostalgia cuando piensa que tal vez habrá sido el mejor verano de su vida, porque me fui sola y volví con trescientos tatuajes en el cuerpo y en la mente. Pero lo mejor de todo, es que, por mucho que este verbo pueda abarcar conceptos muy amplios y habituales, nunca antes había definido una ocasión como ahora: he vivido.

Rotonda

Mi flota francesa

19:59 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Yo no sabía que esa sensación me tocaría y recordaría Francia como tú y tu Australia. La ropa se había hundido en el lago. Al otro lado de bordados cuerdos con estruendos, soltabas sensaciones que decías nunca haber vivido, que, que lógicamente, anhelabas. Y las palabras te empujaban a dejar volar con soltura sobre el fuego y las bolsas de patatas, las toallas y las cervezas, recuerdos que no se quedarían en pasados. Y te brillaban los farolillos, como enamorada no de una religión, cultura, idioma, cielo, condimentos o rosellones, sino de un país de esquinas participantes y marcantes, de constantes inspiraciones.

Y me ha tocado.

Rotonda

Déjame mojarme en Formigal

19:09 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Nací en Formigal, cuando los escalones se confundían con las rampas y el suelo con mi cara. Tres años, cuatro, seis, no más, pero siempre quedarán las sopas de Sopinstant (de Gallina Blanca y su ave con fideos, en aquella época), y los Smacks antes de que la nieve cuajara por las mañanas. Bastones de esquí que me ganaban en altura pero no en sonrisa, cogidos con mis manos y zarandeados de un lado hacia al otro mientras mis pasos se estabilizaban a la vez que mi vida de inviernos oscenses temblaba. Frente a la cafetería de lo que ahora ya formará parte de ARAMÓN. Sprays directos a los ojos, cómics con mi hermano en el sofá-cama del rojo y blanco entrecruzados, dedos en cubiletes de una masa con textura de moco, esa con la que imitaban, sólo los mejores, el sonido de un pedo. El hotel rústico de montaña calle abajo, el famoso bar con la Nintento64 en su sótano, la tienda de pines (y su mejor cliente, Susanita), la taberna de madera en los adentros de una plazoleta algo escondida, la pequeña iglesia de piedra, más bonita que cualquiera de las heladas de esas aceras donde mis ruedines se cayeron de la bici de sillín naranja butano para estamparse contra el suelo con el 'clop-clop' de un golpe nuevo pero memorable, el empuje y solapamiento de las camas con los sacos de dormir extendidos sobre ellas, haciendo 'croquetas'y compitiendo por el salto más lejano, el frontón con una raqueta de squash y una pelota azul, muy suave ella. Y sobre todo, aquella rampa al fondo de la piscina y los columpios que te dejaban el culo, por cierto, congelado, mamá. Esa rampa donde ni la Pampa ni el AMPA chirriaban, donde me dejaba los dientes entre nieves y las manos en los frenos de aquel vehículo desprovisto de ruedas que confería una diversión inexplicable (véase, trineo), que me llevaba al final del límite vallado y me evadía de todo cuanto subía en contra mía. Y yacía en la bañera con su color rojo y su mango amarillo; 'corre corre, que, tras el desayuno, te pillo, corre, corre, que tras el Nesquick, te revitalizo'. Risas de risas, infancia congelada, recordada.

Rotonda

Verano viajero

22:19 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

¿Y cuándo no lo es?

"Ya está todo preparado. Me espera el olor de lo extranjero y un equipaje de recuerdos y experiencias. Me voy para disfrutar, relajarme, y vivir nuevas situaciones. Porque quiero viajar, y es verano. Y es que son mis fechas idóneas y acordadas para realizar un viaje reparador y constructivo. No iré solo a relajarme bajo el sol y entre idiomas. Voy también a enriquecerme con nuevas experiencias, trayéndome en la memoria rincones de una ciudad y convertirlos en parta de mi propia geografía.

Me voy en busca de eso yo, a ver si se acuerda de mí, y me enseña a no preocuparme por los avatares mundanos. Quiero conocer gente nueva, atardeceres diferentes, quiero saber a qué huelen los jazmines fuera de mis fronteras. Y confundirme de tecla al memorizar las nuevas. Quiero ver sonreír sin prisa, jugar con las lenguas a ser un titán o sorprenderme como un descubridor en regiones exóticas para mí.

Quiero saborear otras culturas, o deleitarme en los monumentos ancestrales, reencontrar viejos asfaltos y forjar amistades nuevas; soñar amores que serán fugaces o recordar otros de cuando era más inocente. Quiero ser yo y no volver hasta que la piel desprenda el aroma del croissant, el queso, o el desierto. Quiero olvidarme de los problemas para verlos más pequeños a mi vuelta, y vencerlos. Porque es verano, y como siempre, quiero viajar."

Rotonda ,

Sin fechas de caducidad

09:24 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Esta mañana he soplado por un croissant, con la esperanza de que se hinchaba tanto tanto, que el globo cubría por completo mi cara, y me llevaba colgando a Francia...Cogería un mapa y me metería en él, yendo de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, por el país entero, soplando croissants hasta llegar a otra de sus partes, para quedarme allí, y mojarme, por lo menos durante un mes de caducidad, en leche.

Rotonda

¿Yo? Con el tercero

07:13 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Los vagones de las seis de la mañana se debaten entre el silencio y lo que parece recordar a educación, y la lejanía acompañada de tristeza y separación. ¿Con cuál de los tres te quedas? Yo con el tercero: SOS festival 4.8.

Rotonda

Oporto

15:10 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Rotonda

Sevilla

21:38 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Hoy he vuelto de Sevilla. Sevilla tiene un color especial. Sevilla. Sevilla. Sevilla. Illa. Ella. Illa. Sevilla. Toda ella. Es impresionante cómo la ingenuidad te puede entorpecer. Un día crees que Salamanca arrasa con todo, o París, y que nada lo supera (y sí, no conozco absolutamente nada del mundo, pero ya lo aseguraba como una verdadera inepta). Tonta de mí. Está Sevilla. Está Sevilla ahí. Capital de la Comunidad Autónoma de Andalucía. ¿Capital de capitales? No. Capital en mayúsculas. Capital mayúscula. María Luisa y sus hojas también lo confirman. Las naranjas del barrio judío (y de la Alameda), lo comprueban. Y yo, asiento como las hojas, confirmo, y lo compruebo. Hay muchas visitas por repetir, porque Sevilla, Illa, Ella, no es de visita única, es de visita continuada y necesaria, gratificante, y absolutamente sana. Y mira que no conozco a fondo la ciudad, pero mira lo que me encanta. Y mira lo que me encanta. No sé cómo explicarlo. El motivo de mi viaje a esa ciudad supera a todo. Pero esto es un blog de ciudades, para los motivos, dejamos a yonomelocallo tararear. Sevilla tiene un color especial. Ole ole y ole. La gente y su arte acentuado, el acento artístico, el arte y el acento. Esa ciudad llena los ojos a cualquiera. A esa ciudad hay que llevar a Julia, señores. Es necesario. ¡Necesario!

Rotonda

Cuenta atrás

19:23 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Barcelona me llama en andaluz, Andalucía en catalán, y Salamanca en charro. Aquí hay un desbarajuste trasladado a mi cabeza. ¿Un gap year es lo que necesito? no lo sé. Supongo que no, sería demasiado cobarde en mi caso. Necesito centrarme en mi ciudad primero, luego en la de al lado, después en mi Comunidad Autónoma, extenderme por Barcelona, Salamanca, Tenerife, Elche y Andalucía, llegar a Francia y quedarme allí una temporada, y después, pasar por Italia sin olvidar Reino Unido. Trabajar en uno de esos países en verano y volver a marcar pulgadas. Hacer SÉNECA y ERASMUS. Pero primero, repito, mi ciudad es el único destino en el que me debo centrar si quiero encontrar el equilibrio momentáneo, para luego volar por allí y allá. No nos conformemos sin tener más, por ahora no. Esperemos unas horas para dar el siguiente paso.

Rotonda

Londres, bienvenido

10:35 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Buenos días tres amarios. Buenos días corcho morado. Buenos días ventanal inglés. Buenos días enchufe adaptado al español. Buenos días electrónica de teclas inglesas. Buenas noches maleta dublinesa. Buenos días Londres, bienvenido.

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Dublin

12:53 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Entre las callejuelas, al final de lo que la vista puede alcanzar, una puerta Georgiana frente al oleaje del Liffey aparece, como de costumbre, en Dublín. Pintas a medias tras la pared roja al otro lado del río. Y para mí, que sean Guinness. El agradable gentío gaélico bajo los carteles de doble idioma (y los que me llevo de recuerdo para mi pared madrileña). Veintiún días de agujas y pinchos cercanos al Alpha. Las baterías de Henry, el mercadillo subterráneo. Mi repetitiva nacionalidad unida a la italiana. Suiza, Alemania e Italia ganan. Hurling en el barrial, qué más se puede pedir. ¿Y explicar? eso ya no se puede, porque sólo se siente cuando ves, en primera persona, una de esas puertas. Los leprechaun han abierto el estuche de las pinturas y han escogido el verde para colorear el milímetro de estos jardines, de esta urbanización, de este barrio, de la zona norte y sur, de toda la ciudad...de este país, de este país y del país entero. Y sí, vale, el farolillo redondo se ve desde mi cuarto mejor que nunca, pero y qué, si cuando lo vuelvo a mirar lo tapa un árbol verde como Irlanda de intenso...pues...habrá que irse a dormir y pedir en los sueños puertas de esas. Dame más puertas, ¡dámelas, Dublín!

Rotonda

¡Más no!

12:16 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Me encanta levantarme sin saber qué hora es, sin saber si ha amanecido o todavía es de noche ahí fuera, pero sobre todo, me encanta levantarme sin saber siquiera dónde estoy, fantasear pensando que tal vez esté en uno de los sitios que me quedan por recorrer, que puede que esté en Barna, en Dublín, en Londres, o en París, o en la esquina más apartada del mundo, ¿qué más da?, el caso es tener esa ilusión por viajar presente por la mañana, a las cinco y veintidós de la tarde o a las tres de la madrugada, una ilusion siempre presente, no lo dudes. Odio abrir los ojos y mientras el cerebro va ganando consciencia y despertando al resto del cuerpo enviando impulsos nerviosos y señales por doquier, empezar a ver más claras las cosas, despertarme poco a poco y ver que sólo estoy en un simple cuarto, en el mío. No te confundas, no odio mi cuarto, cuenta granos de mi vida. Lo que odio es saber que sigo en la misma ciudad. Sin viaje...no hay vida, en absoluto. Vueling, edreams, aer lingus, air british, iberia, easyjet o un puto ferry...da igual, me da igual la empresa y el modo (siempre y cuando no tenga límite en los 15 kilogramos, para así ir con todo y volver con más). ¿Para cuándo otra de exploración? como tarde...el 27 de junio., pero más tarde no, ¡más no!.

Rotonda

Déjà Vu

16:30 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Bourdeaux, Talence, Paris, Nantes, Vannes, Toulouse, Grénoble, Lyon, Dijon, Nancy, Commercy, Strasbourg, Le Mans, Rennes, Charleville-Mézières, Reims ... oui. Et encore il en reste por voir!

Rotonda

La inocencia va desapareciendo

15:40 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Se mira al espejo y ve la misma mirada de inocente de años atrás. Esa mirada que los incompetentes del mundo aprovechan para llevar a cabo sus malicias. Sí, la mirada continúa todavía años más tarde, pero su desarrollo personal ha ido levantando muros de atención constante ante esos malhechores. Muros por doquier contra los que ellos se estamparán mientras ella pica al menos a un perro por país. El mosquito de la cáscara de nuez ya no viaja solo, los muros van con él, pero sabe el doble, ¡y aún tiene que llover!.

Rotonda

El comienzo

16:40 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (1)

Los verdaderos pasos de la pulga nacieron a sus 17 años. Con la primera visión de un impactante París en diciembre de 2006, y la posterior visita al sureste francés, Bourdeaux, todo comenzó, al igual que el amor a lo gabacho. La necesidad de viajar y picar a los perros del mundo entero despertó en aquel momento. Un año más tarde, Alemania y variopintos pueblecillos y ciudades se adjuntaron al atlas. Recientemente, la marcha independiente por su propio país le ha permitido conocer su París español, Salamanca. "La pulga puede saltar 350 veces la longitud de su cuerpo" (≈ 1 metro)

Rotonda

Tierra charra

17:50 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (1)

Cinco de abril de dos mil nueve. El viaje con las amigas comienza. El viaje con el que comenzará la madurez del viajero, el principio del hecho. Llegada a Salamanca. Paseos buscando el albergue juvenil. Paso por Ávila. Salida hacia Madrid. ¿Y en medio? ¿todo y nada? No, sólo todo, más que todo. Sensaciones indescriptibles, ranas (sí sí, en plural), nueva gente, nuevas experiencias, tanto nuevo. Éster me enseñó: me apunto las palabras que no entiendo, y busco entre los insectos. César y sus fados. Daniel y sus expresiones atrevidas españolas traducidas al alemán. Ellas y la comida. Salamanca, todo completo por los atrevidos saltos que dí: las ranas desaparecieron. Ana Mpira, Jorge Drexler, galletas Gullon, la calle Azafranal, el concierto de jazz con los americanos, la entrada al Irish con los maduros, la Clerecía con César, la Casa de las Conchas, San Esteban, la piedra redonda de las visitas turísticas, la gárgola que posa para la fotografía, los cien metros desde sus torres eclesiásticas, los martes gratis, los martes por los martes, el almacén del sótano, las tres francesas medio madrileñas, el Antony rubio y veinte añero de Manchester, la colonia rota en la ducha, las cortinas que se pegan, los gritos de ellas, las borracheras de los riojanos, la textura de la piedra, el color dorado de la de Villamayor, los altavoces que cantan como pájaros, la brisa fría entre sus callejones, el salchichón ibérico de Éster en el Mercado, la atención de Daniel, el profesor, mi supuesto trabajo, la recepción, el majo que nos espera al volver, Teresa con sus toallas, el del "acento raro", el borrado completo de las trescientas fotos, los vídeos sola y acompañada, las entradas y sus tickets, las salidas, las llegadas, los pasos de cebra con luces azules para distinguirse, la puerta de los Beatles, la Casa de la Muerte, la estatua de él y de ella, la rana de la calavera, el astronauta y el león con el helado, las risas con los mayores, lo aprendido con ellos, las tapas con César, las carreras para seguir con aventuras, los mapas, la charla con el dependiente de la esquina, las camisetas de la tienda de aquéllos, y las tiendas de los otros, el desayuno en la bóveda de Éster los cuatro juntos, la empanada y los gofres bajo las dos catedrales, las vistas desde la Fonseca, el aire que se respira en esa ciudad, los ERASMUS, los charros, la belleza, la enorme belleza restaurada de sus calles y edificios, los monumentos, el huerto de Calixto y Melibea, las tantas de las madrugada en sus esquinas, el picnic frente al río viendo la Catedral y con las confesiones en el aire, el kebab al lado de las inglesas, las sonrisas de alegría a todas horas, vosotros, ellos, y los de más allá, la Rua Mayor, la Plaza Mayor, todo mayor que yo. En realidad, Salamanca no es ni la mitad de eso para mí, es mi París español, y doy gracias por haberlo conocido tan joven...Ávila...Ávila va aparte. Esta ciudad se me hace grande de lo espléndida que es, y cuando vuelva, yo no habré dejado de crecer, porque volveré a menudo. Incluso las fotos de la exposición reciente de Navia se quedan cortas. No lo dudes, pásate cuando no tengas qué hacer, o aunque tengas millones de planes, pásate, haz que sea uno de los imprescindibles en tus proyectos.

Rotonda

Alemania

00:05 / Publicado por Una pulga cualquiera / comentarios (0)

Rinteln abraza a Hannover para tocar la flauta a Hameln y acabar en los canales de Hamburg.

Rotonda