Picaduras de una sifonáptera cualquiera

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Charleville-Mézières

15:25 / Publicado por Una pulga cualquiera /

Perdóname si mezclo esencias con realidades. Perdóname si soy demasiado subjetiva, pero como ya te dije, algo más que encanto tiene una ciudad cuando la gente se lo da. Aquí el puente cuelga, la pasarela le traspasa. Arremete con sus cuerdas colgantes y te mete en la plaza de los duques para llevarte por piedras de pisadas hasta la fuente de un tal David hecho y derecho. El agua allí no es potable porque hablas de radios colgadas en las paredes. Los edificios te parecen bajos y anchos, alineados, hasta que entras en una casa del siglo pasado con piscina escondida, chocolate entartinado en su borde, y palmeras que dime tú de donde habrán salido. Los ordenadores se mezclan con el agua y, el veintinueve de agosto, rompes aguas. El rosa apesta de una manera especial, con tacto, detalle, impaciencia, y elegancia. Los tres pisos se confunden entre el suelo de cristal y el número cuarenta y dos parece asomar. Estamos en el puesto para discapacitados del pequeño escenario, se habla bajo, aquí, se habla bajo. El gimnasio te llama y las torres nucleares me comparan; con unos cuarenta años, te defiendes más que bien. Si no fuera una locura que en ese momento no buscaba, habría aparecido el mapa español. Que me ha chocado, el no dar tu paso, que me ha chocado, la risa que me has causado. La Péniche es visita obligatoria, sube luego al mirador de Mont Olympe, piérdete en el Skate Park a orillas del río como el año pasado, y mira las caravanas del otro lado. Paséale por una calle nueva, recuerda la casa del año previo, la merienda en la otra, la cama en la de más allá. La buhardilla y la batería que la menea, el rosa y verde de ahora, las velas al fondo, la caravana y las hierbas. El jardín y la granja destruida tras la Segunda Guerra Mundial que ahora es conocida, el manantial poco avispado, las ocho patas de aquí a un lado, los pases de voluntariado, los altavoces a cuatro lados, las cervezas de la región y sus palabras graciosas a oídos de barbas constructoras. Perdóname si soy demasiado subjetiva, pero creo que cada vez más, las personas que puedan formar un viaje u otro son el plano básico. Por eso, las mencionamos. Esto avanza hacia una no-guía de viajes. El rumbo ha cambiado a partir de ahora.

Rotonda

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